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Todo los cristianos deben ofrecer alabanzas diarias a Dios

Alabanza diaria

La Palabra de Dios me sacó de la bruma del matrimonio haciéndome encontrar la verdadera felicidad

“¿A qué mujer le has mandado un mensaje de texto tan explícito? ¿Así me tratas? ¿Haciendo este tipo de cosas a mis espaldas?”

Mi marido contestó inexpresivo: “¿Y qué? Todo el mundo está haciendo estas cosas hoy en día. Como se dice: ‘Odia la pobreza, pero no la prostitución.’ Tener una amante es normal...”

De repente sentí como si ese hombre que tenía delante, mi marido, fuese un extraño. Simplemente no podía creer que él, que me había querido tanto, me pudiese traicionar de esta manera sin sentir ni una pizca de culpa. Estaba tan enfadada que no podía ni hablar y temblaba como una hoja. Me caí al suelo sin fuerzas. Se me nubló la vista por las lágrimas y no me cabía en la cabeza cómo mi marido se había convertido en una persona así en tan sólo unos años. 

Cómo ser feliz

Mi felicidad anterior destrozada por la traición de mi marido

Mi marido era el jefe de la aldea y también era carpintero; era trabajador y competente, y bueno con la gente. Siempre estaba ayudando a otros aldeanos con las cosas que necesitaban hacer, y además era muy filial porque trataba a mi madre y a mi padre como si fuesen sus padres carnales. Era increíblemente cariñoso, especialmente conmigo, y me mimaba mucho. Si tenía el más mínimo dolor de cabeza o fiebre me llevaba rápidamente al hospital, y a veces, cuando volvía a casa de un viaje de negocios no me dejaba hacer ninguna tarea del hogar porque no quería que me agotase, y me hacía descansar. Y cuando veía que otros hombres traicionaban a sus mujeres y que eran infieles, se enfurecía y los criticaba por no tener conciencia ni ética; me juró que nunca haría nada por traicionarme. Cuando escuché esta promesa y vi que era tan maravilloso con mis padres, sentí verdaderamente que podía confiar en él durante el resto de mi vida. ¡Pensé que era muy afortunada de haberme casado con él! Todo el mundo tenía envidia de nosotros también, y yo pensaba que era la mujer más feliz del mundo. También pensaba que, siempre que los dos trabajásemos duro el uno por el otro y fuésemos cariñosos y comprensivos con el otro, sin duda envejeceríamos juntos de la mano. 

Más adelante mi marido contrajo cirrosis por trabajar tanto y ya no pudo hacer trabajos pesados. Me dolía el corazón al verle así; fui a Corea del Sur sola para trabajar y poder mantener a la familia y pagar los gastos médicos de mi marido. Una amiga mía en Corea vio que estaba sola allí y que trabajaba demasiado, y me dijo que podía encontrarme una pareja para que, no sólo tuviera a un hombre en quien apoyarme, sino también para que me ayudase con mis problemas económicos. También me dijo que no fuera tan conservadora, ya que en la sociedad actual todo el mundo era muy pragmático de esa manera. Pensé para mí misma: “Aunque estoy sola trabajando en Corea, y me siento sola y es muy trabajosa o, no me importa lo difícil que sea, nunca le haría eso a mi marido. Siempre que su cirrosis se pudiese tratar, seremos muy felices en el futuro. Estoy más que dispuesta a soportar un poco de sufrimiento y agotamiento.” Rechacé firmemente la sugerencia de mi amiga. Cinco años más tarde, la salud de mi marido había mejorado algo, y lo traje a Corea del Sur conmigo para poder cuidar mejor de él. No me importaba cuánto dinero pudiese ganar siempre que estuviese conmigo, y me sentiría tranquila y reconfortada. Después de venir a Corea, un familiar me llamó y me dijo que, mientras mi marido estaba en China, había visto a muchas otras personas buscando nuevas pasiones mientras sus maridos o mujeres no estaban allí, y que él no había podido resistir la tentación y había tenido una relación con una mujer viuda. No me creía lo que mi pariente me estaba diciendo; sentía que mi marido nos había mostrado que nos quería tanto a mí y a mis hijos durante dos décadas y nunca había detectado ningún comportamiento extraño, ¿cómo podría haber hecho algo para traicionarme? Pero, entonces, un día, sin querer vi un mensaje de texto ilícito que mi marido estaba enviando a otra mujer y me di cuenta de que lo que me habían dicho era verdad.

Incapaz de salvar nuestro matrimonio roto, decido irme

Me enteré de que mi marido estaba teniendo relaciones con otra mujer y simplemente no lo podía aceptar. Lloraba casi todos los días, e intenté una y otra vez convencerle para que cambiase, pero siguió manteniendo la relación con aquella mujer, y poco después volvió a China con la excusa de que no se encontraba bien. Poco más tarde, pasaron algunas cosas y tuve que volver a China también; pensé que una vez volviese podríamos ser una familia completa y feliz de nuevo. Pero, sorprendentemente, mi marido mantuvo su relación con esa mujer e incluso la ayudó con el alquiler. Apagando la ira en mi corazón, seguí exhortándole, pero él siguió impasible y simplemente no me escuchó. Aún peor, a veces no volvía a casa durante días. Desesperada, le dije que quería el divorcio, pero él me dijo descaradamente: “En la sociedad actual hay un refrán popular que dice ‘La bandera roja en casa no se cae, las banderas de colores fuera vuelan con la brisa.’ ¿No está fulanito haciendo lo mismo también? ¿Por qué te parece tan terrible? No te preocupes, no me divorciaré de ti, pero no quiero dejarla a ella tampoco. ¿No te parece una manera buena de vivir? Eres demasiado rígida; te acostumbrarás pronto.” Al escucharle decir esto sin ninguna vergüenza, me puse tan furiosa que sentía como si me fuese a estallar la cabeza. Nunca me podría haber imaginado que el marido que había sido tan afectuoso y considerado pudiera hacer algo tan frío y despiadado. ¿Era el mismo hombre con el que me casé? Al ver que no tenía ninguna intención de cambiar, por un momento sentí que el cielo se me venía encima. De verdad no podía soportar un golpe tan fuerte y quería morirme para acabar con esta vida tan dolorosa. Aunque intenté suicidarme varias veces, siempre sobrevivía y me quedaba llena de heridas. A pesar de todo esto todavía no podía hacer que mi marido cambiase de rumbo. Nuestros hijos intentaron muchas veces convencer a mi marido para que dejase de verse con la otra mujer, e incluso fueron a hablar con ella para hacer que le dejase, pero no dio resultado. Al final, no tuve más remedio que divorciarme. Nuestros amigos y vecinos estaban todos tristes de ver el estado en que estaba nuestro matrimonio, y dijeron: “Solíamos pensar que, aunque los sentimientos de todos los demás cambien, los sentimientos de tu marido nunca cambiarían. ¿Quién lo iba a pensar…?” Al escuchar esto, sólo podía sonreír amargamente. Los tiempos están cambiando, y las personas también. No valía la pena quedarse con el marido que tenía en ese momento. 

Después de divorciarme, de repente perdí el centro de mi vida. Pasaba todos los días sufriendo, sin poder comer o dormir. Mi peso cayó en picado; estaba tan delgada que se me veía horrorosa. Culpaba a mi marido y a esa mujer por todo mi sufrimiento y mi corazón estaba lleno de odio por ellos. Dos meses más tarde, mi exmarido me llamó y me dijo que estaban discutiendo constantemente, que era molesto y difícil, y que quería casarse conmigo otra vez. Lo encontré muy cómico, pero también me sentí enfadada; pensé en lo decidido que había estado antes, así que rechacé su propuesta firmemente. Seis meses después, la mujer ya no podía soportar todas las cosas que la gente estaba diciendo de ellos y se ahorcó, y dejó a mi exmarido muy deprimido. Después volvió a sugerir que volviésemos a casarnos, pero cuando pensaba en cuánto daño me había hecho, no podía deshacerme del odio que sentía por él, así que lo rechacé de nuevo. 

Entender la raíz de la traición de mi marido disuelve mi odio

La gente suele decir que el tiempo lo cura todo, pero esa traición estaba grabada en mi corazón y era una herida que no quería volver a abrir. Siempre estaba resurgiendo; no podía dejar de pensar en ella. Años más tarde volví a Corea del Sur por trabajo y, durante este tiempo, por suerte acepté la obra de Dios de los últimos días. A través del riego y el sustento de las palabras de Dios, poco a poco llegué a entender algunos de los misterios de la vida humana, supe que Dios es la fuente de la vida humana y que nuestros destinos están todos en manos de Dios, sujetos a Su dominio y Sus arreglos. Cuando iba a reuniones con hermanos y hermanas, veía que todo el mundo era sincero y amable con los demás; cuando tenía cualquier dificultad o problema, ellos compartían con paciencia las palabras de Dios conmigo, permitiéndome entender la voluntad y los requisitos de Dios y proporcionándome un camino de práctica y entrada. A través de esto, sentí el amor de Dios y mi espíritu herido fue consolado. Tenía algo en lo que apoyarme, y sentía paz y gozo en mi corazón. Una vez más llegué a tener confianza en mi vida futura y me sentí como un barco a la deriva que había encontrado un nuevo rumbo en la vida. 

Un día, en una reunión, compartí con otra hermana mi dolorosa historia de la traición en mi marido. Entonces, ella me leyó este pasaje de las palabras de Dios: “Una tras otra, todas estas corrientes conllevan una mala influencia que degenera continuamente al hombre, que baja su moral y su calidad de integridad más y más, hasta el punto de que se puede incluso afirmar que la mayoría de las personas no tienen ahora integridad ni humanidad, ni conciencia, y mucho menos razón. ¿Cuáles son, pues, esas corrientes? No las puedes ver a simple vista. Cuando sopla el viento de una tendencia, tal vez sólo un pequeño número de personas se convertirán en iniciadoras de esta. Empiezan a hacer este tipo de cosas, aceptando este tipo de idea o este tipo de perspectiva. La mayoría de las personas, sin embargo, en medio de su inconsciencia seguirán estando continuamente infectadas, asimiladas y atraídas por esta clase de corriente, hasta que la aceptan sin darse cuenta y de forma involuntaria, y todos estén sumergidos en ella y sean controlados por ella. Y es que el hombre que no esté en plenas facultades físicas y mentales, que no sabe nunca cuál es la verdad, que no puede discernir la diferencia entre las cosas positivas y las negativas, estas clases de tendencias, una tras otra, lo hacen aceptar con facilidad dichas tendencias, el criterio y las filosofías de vida, así como los valores que proceden de Satanás. Aceptan lo que este les dice sobre cómo plantearse la vida y la forma de vivir que Satanás les ‘concede’. No tienen la fuerza ni la capacidad, y mucho menos la consciencia de resistirse” (“Dios mismo, el único VI”).

Después de leer las palabras de Dios, compartió: “¿Por qué en la sociedad actual hay cada vez más suciedad y libertinaje, y la gente cada vez se está volviendo más malvada y depravada? Las palabras de Dios revelan la raíz de esto: se debe a que Satanás ha dado pie a todo tipo de tendencias malvadas para atraer a la gente y corromperla. Satanás es la raíz de todas las cosas sucias y malvadas, y durante miles de años ha utilizado el impacto del contagio social y la gente, cosas y sucesos de nuestro alrededor, como todo tipo de películas y TV y novelas románticas para impregnarnos de pensamientos malvados, como: ‘La bandera roja en casa no se cae, las banderas de colores fuera vuelan con la brisa,’ ‘Aprovecha el momento, pues la vida es breve.’ Es mejor haber amado y perdido que no haber amado nunca,’ ‘Odia la pobreza, pero no la prostitución,’ y ‘Sólo con una querida, mantiene el hombre la vida.’ Esto hace que nuestras perspectivas en la vida y nuestros valores se distorsionen poco a poco, y que nuestras palabras y acciones se llenen del hedor del mal. Al principio, la gente tiene algo de sentido de la vergüenza y sabe que debería hacerse responsable de sus cónyuges y hogares, pero al seguir siendo inculcada con las tendencias malvadas y satánicas, a lo largo del tiempo llega a aceptar estos comportamientos inmorales. Muchas personas incluso piensan que tener una amante, tener a otra mujer, es un signo de potencia, de ser competente. Por eso cada vez más gente sigue las tendencias malvadas, abandonando a sus familias, eludiendo sus responsabilidades. Sólo para satisfacer sus deseos carnales, buscan deliberadamente líos amorosos y disfrutan con avaricia los placeres del pecado. Entierran la conciencia, la ética y los principios de ser buenas personas en lo más profundo de sus mentes, dejando escapar la conciencia, la razón, la integridad y la dignidad que la gente normal debería tener. No sólo eso, sino que, además, al seguir estas tendencias, familias que una vez fueron felices, acaban destrozadas y se causa sufrimiento infinito a los seres queridos de la gente. Algunos incluso llegan al suicidio o asesinato por estos líos amorosos. Estos hechos nos demuestran que estas tendencias malvadas son solamente uno de los medios que Satanás emplea para jugar con la gente y devorarnos; corrompe los pensamientos de la gente y corroe nuestras almas. Vivir con estos pensamientos malvados sólo puede llevar a algunas personas por el mal camino para que al final se las trague Satanás. Hermana, tu exmarido ha sido influenciado por estas tendencias malvadas. Ha sido manipulado y corrompido por Satanás hasta el punto en que ha perdido su humanidad y sus principios morales; esta es la única razón por la que te ha hecho tanto daño. Cuando, como seres humanos, no tenemos la verdad, no podemos distinguir los métodos de Satanás para dañar a la gente y, en particular, no podemos discernir entre las cosas positivas y las negativas. Entonces, también es muy difícil resistirse a la atracción y la corrupción de estas tendencias malvadas. Por tanto, nuestro sufrimiento es causado por la corrupción y el daño de las tendencias satánicas malvadas.”

" La Palabra de Dios me sacó de la bruma del matrimonio haciéndome encontrar la verdadera felicidad"

Lo que está revelado en las palabras de Dios y la palabra de esta hermana me provocó un gran despertar. Me di cuenta de que la sociedad está tan corrompida y las parejas se traicionan entre sí cada vez más por la tentación y la corrupción de las tendencias malvadas que ha provocado Satanás. Entonces, de repente recordé que, cuando fui a Corea del Sur por primera vez, una amiga había querido ayudarme a encontrar una pareja y me dijo que no fuese tan conservadora, y después de que mi marido hubiese encontrado una novia, él me dijo descaradamente: “Todo el mundo lo hace hoy en día.” ¿Acaso mi amiga y mi exmarido no se comportaron de esa manera completamente porque estaban impregnados y asimilados por las tendencias de la sociedad? Pensé en cómo mi exmarido solía cuidar bien de la familia y ver con malos ojos a los que se salían fuera de sus matrimonios, pero acabó impactado también y siguió las tendencias malvadas, traicionando nuestro matrimonio e hiriéndome profundamente. Le supliqué una y otra vez, pero él no cedió. Aunque intenté suicidarme varias veces a causa de su traición y estaba atormentada hasta el punto en que mi alma se sentía maltratada y magullada, no pude recuperar su amor. Al final, nuestra familia, que antes era completa y feliz, fue destrozada. Lo que es aún más triste, cuando se fue a vivir con esa mujer, sólo se peleaban constantemente y no podían ser felices juntos; ella se suicidó por ello. ¿No es esto prueba de que Satanás hace daño a la gente y se la traga? ¿Acaso no fueron mi exmarido y esa mujer víctimas de esas tendencias en la sociedad? Visto de esta manera, me di cuenta de que las tendencias malvadas de Satanás no nos traen otra cosa que desastres; ¡nos traen un pozo sin fondo de sufrimiento y heridas! Di gracias por la dirección de las palabras de Dios que me dieron discernimiento de estas tendencias malvadas, y mi corazón se iluminó considerablemente. 

Entonces, leí otro pasaje de las palabras de Dios: “Todos vosotros estáis familiarizados con la palabra ‘traición’ porque la mayoría de las personas han hecho algo para traicionar a otros antes, tal como un esposo traicionando a su esposa, una esposa traicionando a su esposo, un hijo traicionando a su padre, una hija traicionando a su madre, un esclavo traicionando a su amo, amigos traicionándose unos a otros, parientes traicionándose unos a otros, vendedores traicionando compradores, y así sucesivamente. Todos estos ejemplos contienen la esencia de la traición. En resumen, la traición es una forma de comportamiento en la que uno rompe una promesa, viola principios morales o va contra la ética humana y que demuestra una pérdida de humanidad. Como un ser humano, no importa si recuerdas que alguna vez has hecho algo para traicionar a otro […] Es por esta razón que lo he resumido en la siguiente declaración: la traición es la naturaleza del hombre” (“Un problema muy serio: la traición (1)”). “¿Por qué un esposo ama a su esposa? ¿Y por qué una esposa ama a su esposo? [...] ¿No es con el fin de satisfacer los planes propios y los deseos egoístas?” (“Dios y el hombre entrarán juntos en el reposo”). Al reflexionar sobre las palabras de Dios, entendí que, cuando creó a Adán y Eva, ellos escucharon Sus palabras y le obedecieron; gestionaron todas las cosas en la tierra según el mandamiento de Dios, pero después de ser tentados por la serpiente y comer el fruto del árbol del bien y el mal que Dios les había prohibido comer, se distanciaron de Dios y le traicionaron. Por consecuencia, la traición se convirtió en parte de la naturaleza humana, y siempre que haya un ambiente y un contexto adecuado, podemos hacer algo para traicionar a Dios o a otras personas en cualquier momento y en cualquier lugar. Y, después de haber sido corrompidos por Satanás, nos llenamos de caracteres satánicos egoístas e interesados, y nuestras interacciones con los demás se establecen sobre la base de proteger nuestros intereses personales. Estamos llenos de engaño, intenciones transaccionales y demandas, y carecemos de cualquier sentimiento auténtico o amor. En nuestras vidas, entre marido y mujer, entre padres e hijos, entre hermanos y hermanas, o amigos y compañeros de trabajo, hay dificultades interpersonales, cálculos e intolerancia para mantener nuestros intereses personales. Algunos incluso traicionan a los demás y se vuelven los unos contra los otros sin una pizca de sentimiento. Después de entender esto, vi que el matrimonio que había esperado tener, de “envejecer juntos de la mano,” y “ayudarnos en lo bueno y en lo malo,” no era más que una ilusión, un sueño; no era realista. Pensé cómo mi exmarido había ignorado los sentimientos de nuestras dos décadas de matrimonio para satisfacer un deseo carnal fugaz, traicionándome a mí y a nuestra familia. Esa mujer también había buscado su propio beneficio, dejando de lado cualquier principio moral o conciencia y destruyendo un hogar. Entonces, pensé cómo yo también era egoísta y mi amor por mi exmarido no contaba como amor verdadero. Cuando era bueno conmigo, yo estaba dispuesta a hacer cualquier cosa por él, pero cuando me hizo daño y no escuchó mi consejo por nada del mundo, mi amor por él se convirtió en odio. Cuando me di cuenta de todo esto, reconocí desde el fondo de mi corazón que todos somos personas corrompidas por Satanás, y que es Satanás quien nos ha corrompido tan profundamente, haciendo que perdamos la humanidad correcta. El odio que sentía por mi exmarido se calmó en ese momento, y ya no estaba dándole tantas vueltas a la traición de nuestro matrimonio. 

Después me enteré de que mi marido había empezado a salir con otra mujer que tenía bastante dinero, pero que era muy dominante. Él era servil como un esclavo con ella y le daba hasta el último céntimo que ganaba; no tenía nada de libertad. Cuando me enteré de esto, no me burlé de él en absoluto, sino que sentí más compasión. Pensé que, si los humanos no vamos ante Dios, no tendremos felicidad alguna. 

Encontrando la felicidad

Un día, leí que las palabras de Dios decían: “Al ser la esencia de Dios santa, esto significa que sólo por medio de Él puedes recorrer el camino brillante y correcto que cruza la vida; sólo a través de Dios puedes conocer el significado de la vida, puedes vivir una vida real, poseer la verdad, conocerla y obtener la vida desde la verdad. Sólo Dios mismo puede ayudar al hombre a apartarse del mal y librarse del daño y del control de Satanás. Aparte de Dios, nadie ni nada puede salvarte del mar de sufrimiento, para que dejes de sufrir: esto queda determinado por la esencia de Dios. Sólo Él mismo te salva tan desinteresadamente, sólo Él es responsable en última instancia por tu futuro, tu destino y tu vida, y Él lo dispone todo para ti. Esto es algo que nada creado o no creado puede conseguir. Porque nada creado o no creado posee una esencia de Dios como esta, ninguna persona o cosa tiene la capacidad de salvarte o dirigirte. Esta es la importancia de la esencia de Dios para el hombre” (“Dios mismo, el único VI”).

Las palabras de Dios eran como un aire cálido que soplaba sobre mi corazón. Me di cuenta de que la esencia de Dios es amor, y que todo lo hace por la salvación de la humanidad. En esta sociedad secuestrada por las tendencias malvadas de Satanás, la gente está controlada estrictamente por todo tipo de pensamientos malvados de Satanás, quien juega con ella hasta el punto de un sufrimiento insoportable; no se encuentra nada de felicidad o luz. Sin embargo, Dios no ha desistido de nuestra salvación. Dios en la carne de los últimos días expresa la verdad y está obrando para salvar a la humanidad, trayendo luz y esperanza para nosotros, así como una oportunidad de ser salvados. Si nos presentamos ante Dios, leemos las palabras de Dios y entendemos la verdad, obtenemos discernimiento del bien y el mal y de la belleza y la fealdad, podremos distanciarnos de los daños de Satanás y vivir con el cuidado y protección de Dios. Entonces nuestras almas estarán en paz y tendremos un apoyo sobre el que descansar. Pensé cómo había caído en la confusión de la traición de mi marido y no tenía adónde ir cuando, entonces, encontré el evangelio de Dios. Vi la luz a través de Sus palabras y volví a recuperar la esperanza y la confianza para seguir viviendo, así como apoyo para mi alma. Fue la dirección de las palabras de Dios lo que me permitió encontrar la raíz de mi dolor, al tiempo en que obtuve algo de discernimiento de las tácticas de Satanás que corrompen y hacen daño a la gente. Esto también me permitió escapar de las manipulaciones y el daño Satanás y dejar ir el resentimiento por mi exmarido. Entonces, pensé cómo había sido engañada por la mentira de Satanás de “envejecer de la mano” antes de ser creyente y había puesto toda mi felicidad en manos de mi marido. Por supuesto, él es simplemente otra persona que ha sido corrompida por Satanás y no podía ni siquiera gestionar su propia felicidad, entonces ¿cómo podría él gestionar la mía? Ahora entiendo verdaderamente que sólo ir ante Dios a adorarle y buscar la verdad es el verdadero camino en la vida. Al adaptar nuestra práctica a las palabras de Dios, nuestras almas pueden estar en paz verdadera y con los pies en la tierra, y sólo esto es la verdadera felicidad. Me decidí firmemente a practicar mi fe y seguir a Dios durante el resto de mis días, y a cumplir mi deber de retribuir a Dios por Su amor. 

Aunque ahora estoy soltera, ya no me siento sola porque tengo la dirección y el sustento de las palabras de Dios, así como la compañía de mis hermanos y hermanas. También estoy cumpliendo el deber de un ser creado en la iglesia y por eso mi alma está llena de paz y alegría. Sé que este cumplimiento espiritual ha venido del amor de Dios, que es tan auténtico y tan real; siento una felicidad que nunca antes había sentido. ¡Le doy gracias a Dios por salvarme!

Fuente: Estudiar la Biblia

Recomendación: La bendición de Dios

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